jueves, 13 de agosto de 2009

...el puñadito?...

Esta claro que para empezar el blog el primer paso ha de ser explicar el título, cuyo sentido es nulo y poco válido sin una fundamentación propia.

Los primeros cuatro años de nuestra vida se encuentran grabados, ya sea muy al fondo, o muy vagamente en nuestra memoria, lo cual conlleva a preguntarnos ¿Por qué?, teniendo en cuenta que estos son los años más importantes para la formación de nuestra identidad y en los cuales se goza de una increible libertad.

Formulada la pregunta, traté de entender cuál era el motivo. En primer lugar, se debe entender que dado que estos son los años con los cuales actuamos con mayor sinceridad y coherencia a la base de nuestro ser, las acciones realizadas y las actitudes tomadas están fundamentadas en los sentimientos y pensamientos más reales. A continuación, entendí que su pureza se basa en que a esa edad aún no hemos desarrollado esa conciencia social que nos llena de parametros y limitaciones pasada esta etapa, por lo tanto, es muy probable que una vez que ya hemos establecido esos parámetros como leyes que rigen nuestro día a día, por nuestro propio bien mental, olvidemos esas actitudes que hoy en día no aceptaríamos llevar a cabo al filtrar socialmente nuestros sentimientos e impulsos.

Paradojicamente, uno de nuestros objetivos vitales como personas es encontrarnos, entendernos y conocernos, aunque en un momento, cuando nos teníamos en nuestra más pura expresión nos "rechazamos". Si comparamos esa identidad con arena, se puede entender lo abstracta e inestable que es y, como sucede con la arena, cuando creemos haberla encontrado y la tomamos en nuestras manos, la desesperación y la vida acelerada humana, nos hace cerrar el puño con la mayor fuerza posible, y lo que sucede es que esa arena se desliza por las ranuras entre nuestros dedos y se esfuma, por lo tanto, la volvemos a perder.

Lo que no logramos entender es que cada uno debe recoger su porción de arena, ya que tenerla toda es una utopía, y, a diferencia de apretarla en nuestro puño con la mayor fuerza, debemos, tranquila y pacíficamente, dejar que esta repose sobre la totalidad de nuestras palmas con el único objetivo de poder contemplarla ser. Sin embargo, ¿Es el ser humano capaz de tal cosa? Considero que no lo es, por ende, planteo como respuesta recostar tu cuerpo sobre la arena caliente y acojedora durante el día y fría, pero jamás incómoda, durante la noche, dejándola amoldarse a la forma de nuestro cuerpo y así poder conectarnos a ella a través del roce con el mismo. Una vez recostados, no debemos pensar en cómo llegamos a la arena, ni en que carro saldremos de la playa, tan sólo debemos disfrutar el momento en el que sentimos cada grano de arena rozar con nuestra piel.

Este blog, representa mi intento de encontrar esa sinceridad y coherencia paracon mi ser, plasmando los pensamientos más puros de mi mente, por lo tanto, es el puñadito de arena que estoy tratando de dejar reposar sobre las palmas de mi mano.

He ahí la explicación del título de este blog, y como recomendación personal, traten de encontrar ese momento en el que la arena reposa y no se dispersa.

4 comentarios:

  1. interesante!!! el puñado de arena es eso que somos... lo que no somos, simplemente, no lo tenemos en nuestro puño... ¿y si hay cosas que alguna vez llegaríamos a ser? ¿está dentro del puñado pero no se ve? ¿o está en otro cúmulo de arena que deberemos filtrar (para quedarnos solo con un puñadito) en otro contexto, en otro momento?

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  2. Eso que llegariamos a ser se encuentra en la playa, cuando nos echamos y sentimos la arena amoldarse a nuestro cuerpo; cada cambio de forma en la arena, es un cambio en nosotros.

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  4. qué nos puede contar el viento sobre EL ARENA
    cuando la mueve
    el agua cuando la moja
    qué nos cuenta la OTRA ARENA
    cuando se seca
    se calienta
    cuando el sol cuenta lo suyo

    y UN ARENA se preguntó esa tarde
    ¿de qué estás hecho?
    ante el espejo de su propia existencia

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